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Encuentran posible nueva "esperanza" para pacientes con TOC severo en la neurocirugía

Encuentran posible nueva "esperanza" para pacientes con TOC severo en la neurocirugía

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es una afección mental que puede llegar a ser altamente incapacitante. Aunque muchos pacientes logran cierto alivio con tratamientos tradicionales como la terapia cognitivo-conductual y los medicamentos, existe un grupo significativo que no responde favorablemente a estos enfoques. Para estos casos, surge una opción poco convencional pero cada vez más considerada: la neurocirugía psiquiátrica. Esta rama médica, aún sujeta a debate ético, representa un camino de esperanza para quienes enfrentan los síntomas más persistentes.

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La neurocirugía enfocada en trastornos mentales, conocida en sus inicios como psicocirugía, se remonta al siglo XIX. El psiquiatra suizo Gottlieb Burckhardt fue uno de los primeros en intentar intervenir quirúrgicamente el cerebro de pacientes con enfermedades mentales graves. Aunque sus resultados fueron limitados y los riesgos eran altos, sus acciones sentaron un precedente.

Décadas más tarde, António Egas Moniz introdujo la lobotomía frontal como tratamiento para diversas patologías mentales. A pesar de las críticas y la imprecisión de las técnicas utilizadas en ese entonces, fue reconocido con el Premio Nobel en 1949. No obstante, las secuelas incapacitantes que muchos pacientes sufrieron generaron un fuerte estigma alrededor de estos procedimientos quirúrgicos.

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La neurocirugía moderna y sus nuevos métodos

Con el tiempo, los avances tecnológicos permitieron desarrollar intervenciones más controladas y específicas. Según Smithsonian Magazine, los métodos quirúrgicos actuales han mejorado considerablemente. Frieda Klotz, periodista especializada, menciona técnicas como la capsulotomía, que consiste en crear lesiones dirigidas en regiones cerebrales concretas para reducir síntomas, y la terapia térmica láser intersticial (LITT), utilizada por el equipo médico de la Universidad de Brown.

Gracias a estas innovaciones, los neurocirujanos pueden intervenir con mayor exactitud, minimizando los efectos secundarios y el daño no deseado en otras áreas del cerebro. Esto representa un avance significativo respecto a los procedimientos rudimentarios del pasado.

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Resultados clínicos y mejoras observadas

Diversos estudios clínicos han demostrado que estas cirugías pueden traer beneficios sustanciales a quienes padecen TOC resistente. El artículo citado reporta que entre un 50% y un 60% de los pacientes sometidos a capsulotomía mostraron una mejoría considerable al cabo de un año.

El neurocirujano Nir Lipsman, de la Universidad de Toronto, señaló que los cambios observados en algunos pacientes han sido “algunas de las más gratificantes e increíbles” experiencias de su trayectoria médica. Aunque estas intervenciones no sustituyen otros tratamientos, suelen ir acompañadas de medicación y seguimiento psicológico.

Martina Mustroph, integrante del equipo quirúrgico de la Escuela de Medicina de Emory, destacó que estas técnicas pueden ser eficaces y seguras cuando se aplican con responsabilidad y diálogo entre especialistas, pacientes y familiares. Además, una revisión de casos sobre la capsulotomía anterior concluyó que, pese a los prejuicios históricos, este tratamiento suele ser bien tolerado y seguro.

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Riesgos persistentes y dilemas éticos

A pesar de sus beneficios, estos procedimientos no están exentos de riesgos. Entre los efectos adversos posibles se encuentran pérdida de motivación, alteraciones en la memoria e incluso hemorragias intracraneales.

Michael Schulder, expresidente de la Sociedad Americana de Neurocirugía Estereotáctica y Funcional, advierte sobre la naturaleza irreversible de estas intervenciones: “Cuando quemas un agujero en el cerebro, es como dejar salir un caballo del establo”. Esto resalta la importancia de seleccionar con cuidado a los candidatos y de considerar cada caso de forma individual.

Por su parte, Rebecca Park, psiquiatra en la Universidad de Oxford, ha documentado efectos secundarios severos en ciertos pacientes, subrayando la necesidad de evaluaciones rigurosas antes de proceder.

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Obstáculos en la investigación y necesidad de más evidencia

Uno de los principales desafíos en este campo es la escasez de ensayos clínicos a gran escala, los cuales son costosos y difíciles de financiar. G. Rees Cosgrove, jefe de neurocirugía funcional en el Hospital Brigham and Women’s, explicó que, aunque su equipo logró la aprobación de la FDA para un estudio aleatorio de capsulotomía, aún no cuentan con los recursos necesarios para llevarlo a cabo.

Investigaciones previas, como una realizada en la Universidad de Brown, no encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos tratados y los controles, lo que refleja la complejidad de medir resultados en este tipo de tratamientos.

Ante esta falta de datos concluyentes, algunos expertos proponen crear bases de datos internacionales que documenten el progreso y los efectos a largo plazo en pacientes intervenidos quirúrgicamente. Sin embargo, como señala Sabine Müller, neuroeticista del hospital universitario Charité, muchos estudios actuales no cumplen con los estándares científicos que se exigen, por ejemplo, en los ensayos farmacológicos.

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Mirando hacia el futuro: innovación con responsabilidad

Frente al sufrimiento de quienes no encuentran alivio con terapias convencionales, la neurocirugía psiquiátrica continúa abriéndose paso como una opción prometedora, aunque todavía rodeada de cautela. Judy Illes, especialista en neuroética de la Universidad de Columbia Británica, subraya la necesidad de una innovación guiada por la regulación y la seguridad, para que esta vía terapéutica pueda ofrecer nuevas esperanzas sin poner en riesgo innecesario a los pacientes.

Pese a las limitaciones y debates, los avances actuales en neurocirugía representan un potencial transformador para la salud mental. Con un enfoque ético y basado en evidencia, esta disciplina podría redefinir el tratamiento del TOC y otros trastornos psiquiátricos severos en los próximos años.

BB

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